La asociación Iberoamericana de la Tartamudez ha publicado el libro Los maestros y la tartamudez. Desde aquí lo recomiendo pues hace unas aportaciones extraordinarias para mejorar la atención de los alumnos que tartamudean tanto en los colegios como en los institutos. El precio de venta es módico y los contenidos que aporta son muchos. Se puede conseguir en el siguiente enlace:
http://ttmib.org/libro_maestros.html
Tartamudez en la escuela
Objetivos: 1.-Difundir el Modelo Escolar de Detección e Intervención Temprana en Tartamudez Infantil. 2.-Compartir experiencias entre todos los interesados en dar una respuesta eficaz a la tartamudez infantil.
miércoles, 11 de junio de 2014
lunes, 12 de mayo de 2014
Texto publicado en las actas del III Congreso de Buenas Prácticas en Atención a la Diversidad: Claves para una educación Diversa, código ISBN 978-84-697-0113-3
Título: Plan escolar de detección e intervención
temprana en tartamudez infantil
Autor: Domingo
Herrero Hernández, maestro de Audición y Lenguaje.
Centro de
trabajo: CEIP Profesor Enrique Tierno de Lobosillo (Murcia).
Resumen
El 0,8% de los
escolares finaliza la etapa de primaria con tartamudez cronificada, un
trastorno de la comunicación que les va a acompañar, probablemente, para toda
la vida y que va a repercutir en su desarrollo escolar, social y laboral. La
intervención temprana es el mejor aliado para evitar la cronificación.
Partiendo de los antecedentes de un colegio, se diseña un Modelo Escolar de
Detección e Intervención Temprana en Tartamudez Infantil para localizar los
alumnos con disfluencias, se establece un proceso de evaluación, dentro del centro
y del aula, y se utiliza una metodología eficaz para intervenir la tartamudez
infantil. La puesta en práctica como Plan de Centro permite obtener unos
resultados concretos y esperanzadores para todos los alumnos con disfluencias.
Introducción
Diferentes
trabajos han tenido por objeto el estudio de la tartamudez; sin embargo, y como
indica Salgado (2005)
“la causa última de la
tartamudez permanece desconocida después de varias décadas de investigación
centradas en el origen del trastorno”.
Así
“a pesar de la multitud de tratamientos
ideados -que Le Huche (2000) cifra en doscientos-, ninguno ha demostrado una
eficacia significativamente mayor al efecto placebo y/o la remisión espontánea
a medio o largo plazo, especialmente en la tartamudez adulta. Respecto a la
tartamudez infanto-juvenil, los investigadores han evaluado intervenciones
terapéuticas muy variadas como por ejemplo el consumo de clonidina (Althaus,
Goorhuis Brouwer, Minderaa, Oosterhoff y Vink, 1995) o el famoso programa
Lidcombe (Harris,
Harrison, Menzies Onslow y Packman, 2002) entre otros. Los resultados son muy similares a los obtenidos en
adultos, si acaso se observa una discreta disminución de palabras tartamudeadas
en niños que han participado en el programa Lidcombe”
(Loriente, 2013).
Si
desconocemos el origen de la tartamudez, aunque está aceptado que es
multicausal, y los programas de intervención, aun siendo muchos y variados, no
son efectivos, ¿qué futuro les espera a las niños con disfluencias?, ¿qué
esperanzas se le puede transmitir a las familias con niños disfluentes de que
el trastorno remita?, los terapeutas que intervienen la tartamudez infantil
¿qué expectativas tienen de que el trastorno de sus alumnos o pacientes
evolucione positivamente?
A
pesar de este sombrío panorama hay motivos para la esperanza: “la intervención temprana se ha convertido
en el mejor aliado para asegurar una evolución positiva del trastorno” (Fernández-Zúñiga,
2011). Al aceptar esta afirmación surge un reto muy importante: localizar a
todos los niños que tartamudean en edades tempranas. Pero ¿qué medios existen
para detectar a todos estos niños? La clave puede estar en la escuela.
El
presente trabajo aporta propuestas para detectar los niños disfluentes en
edades tempranas y describe una experiencia escolar donde los alumnos con
disfluencias logran una evolución positiva del trastorno en poco tiempo.
Antes
de entrar en el desarrollo de la tarea es necesario definir varios términos
básicos utilizados a lo largo la exposición.
Tartamudez Infantil o Temprana.
Salgado
(2005) clasifica la tartamudez en dos grupos, según la forma de comenzar:
1. Tartamudez de inicio progresivo: es la más frecuente, tiene
origen gradual, comienza entre los dos y cuatro años y está relacionada con el
desarrollo del habla y del lenguaje.
2.
Tartamudez de inicio repentino o súbita: puede suceder a
cualquier edad.
Entendemos
Tartamudez Infantil o Tartamudez Temprana
como términos sinónimos y referidos al tipo de tartamudez que se inicia de una
forma gradual entre los dos y cuatro años de edad, en la que el niño no es
consciente de sus dificultades de expresión oral y no reacciona para
resolverlas (Salgado, 2005). En contraposición, está la tartamudez adulta o
establecida donde la persona es consciente de sus dificultades, reacciona e intenta
resolverlas.
Además
utilizamos la palabra trastorno para
referirnos a la tartamudez en general pues se asume el contenido del DSM-5,
publicado el 19 de mayo de 2013, en el que la tartamudez es un trastorno de la
comunicación (Loriente, 2013).
También
se asume que es un trastorno evolutivo, que se inicia con formas leves y cuando
no desaparece, se complica a través de las interacciones del niño con el
entorno, las experiencias desarrolladas y los aprendizajes que realiza cada
persona. La intervención temprana es la herramienta más eficaz para evitar la
evolución negativa y la cronificación.
Realizadas estas
puntualizaciones iniciales, comienza el desarrollo del trabajo.
Antecedentes.
Contexto y participantes.- El presente
trabajo se desarrolla en el CEIP Profesor Enrique Tierno de Lobosillo (Murcia).
El centro cuenta con cuatro unidades del segundo ciclo de la etapa de infantil
y nueve en la etapa de primaria. El claustro está formado por 25 maestros y hay
escolarizados alrededor de 260 alumnos entre las dos etapas. El alumnado
responde, aproximadamente, al siguiente perfil social: 60% de alumnos son de
origen árabe, con lengua materna diferente al castellano, el 20% de minorías
étnicas y el 20% restante son alumnos autóctonos. La tartamudez infantil afecta
por igual a todas las culturas y niveles socio-culturales. El maestro de AL
tiene catorce años de experiencia en la especialidad e intervienen directamente
dos tutores de la etapa de infantil con
alumnos que tartamudean.
Problema de
partida.-
Primer alumno.- A principios
del curso 2010-11 se detectó un alumno en 2º de primaria que tartamudeaba. El
tutor era nuevo en el centro y carecía de información sobre el tiempo que
llevaba el alumno con disfluencias. El tutor del curso anterior no estaba en el
centro. El alumno presentaba disfluencias atípicas con bloqueos y tensión al
hablar.
La
información que aportó la familia fue:
- En lengua
materna (árabe) también tartamudea.
- Lleva entre
dos y tres años con disfluencias (no precisaron el tiempo exacto) pero que
en los últimos meses los tartamudeos se habían intensificado.
- Le llamaban
la atención, le pedían que pensase lo que iba a decir, que se
tranquilizara al hablar, etc. Los padres recibieron información para
evitar estas acciones además de que intentaran reaccionar de forma neutral
ante las disfluencias.
- No había
antecedentes familiares de tartamudez.
El
alumno recibió apoyo del maestro de AL durante todo el curso escolar con dos
sesiones semanales de treinta minutos. A final de curso se comprobó que la tartamudez
del alumno casi ha desaparecido. Quedaban algunas disfluencias típicas, sin
tensión, con dos o menos repeticiones por episodio. Al principio del curso
siguiente el maestro de AL, tras la evaluación inicial, constató la buena
evolución de la tartamudez y el alumno quedó en seguimiento. En la actualidad
está en 5º de primaria y continua sin disfluencias.
Segundo
alumno.- A finales del curso 2010-11, el tutor de infantil de 4 años
informó que tenía una alumna que tartamudeaba. Era de las mayores del grupo,
tenía cumplidos los 5 años y solo había estado escolarizada durante ese curso.
Según el tutor, desde que inició la escolarización estaba con disfluencias,
esperó por si era una tartamudez evolutiva pero los signos se habían
intensificado mucho. El maestro de AL constató que las disfluencias eran
atípicas: bloqueos, parpadeos y tensión corporal.
Información familiar:
- El padre tuvo disfluencias de pequeño pero las superó.
- La
alumna tartamudeaba desde los tres años, aproximadamente, en lengua
materna (árabe) y en los últimos meses se había intensificado.
- Le llamaban la atención, le pedían
que pensase lo que iba a decir, que se tranquilizara, etc. Los padres recibieron información y orientaciones
para evitar estas acciones y para que aprender a reaccionar de forma
neutral ante las disfluencias.
Al comenzar el curso 2011-12 se comprobó que los signos eran más
intensos y la alumna recibió apoyo directo del maestro de AL con dos sesiones
semanales de 30 minutos, tanto individuales como de pequeño grupo, dentro del
aula de la alumna. Por cuestiones de concurso de traslados, el tutor ha
cambiado y el nuevo recibió asesoramiento para ayudarla en las disfluencias
durante el resto del horario. Antes de final de curso, los padres asistieron a
una sesión para ver cómo se realizaban las ayudas en las disfluencias y los
refuerzos de la fluidez. La evaluación final indicó que la alumna había
mejorado, que los bloqueos eran menos intensos pero no había superado todas las
dificultades de fluidez. Para el curso siguiente la familia se trasladó de
localidad y no se pudo continuar el trabajo iniciado.
Ambos
casos coinciden en tres puntos negativos:
- Los alumnos
se detectaron cuando llevaban mucho tiempo con disfluencias: más de dos
años.
- La
dedicación del maestro de AL fue de una hora semanal durante todo el curso
escolar, lo que supone mucho tiempo.
- Los padres
recibieron la información necesaria cando sus hijos llevaban mucho tiempo
tartamudeando.
Con
el fin de evitar estas situaciones de riesgo con los alumnos que tartamudean se
plantearon los siguientes objetivos:
- Estructurar
el Modelo Escolar de Detección e Intervención Temprana de la Tartamudez
Infantil.
- Desarrollar
el Modelo Escolar de Detección e Intervención Temprana de la Tartamudez
Infantil como Plan de Centro.
- Mejorar
la formación de los maestros para detectar, de forma temprana, a todos los
alumnos disfluentes con riesgo de cronificar la tartamudez.
- Reducir
el tiempo de dedicación del maestro de AL con los alumnos con tartamudez
infantil.
- Lograr
que los alumnos que tartamudean tengan una evolución positiva.
- Dar
información apropiada a todos los padres con hijos que tienen disfluencias
en los momentos iniciales del trastorno.
Modelo Escolar de Detección e Intervención
Temprana de la Tartamudez Infantil.
La
escuela, como institución, tiene unas condiciones favorables para detectar a
todos los alumnos con tartamudez infantil y atender, de forma muy temprana, a
aquellos que presenten riesgo de cronificación.
Estructura
del Modelo.
Para
facilitar la exposición se divide en tres apartados: detección, evaluación e
intervención.
1.- Detección a
través de la familia
- En la reunión grupal con los
padres de los alumnos de 3 años que se incorporan al centro, además de
presentar los recursos, tanto personales como materiales, se habla de los
planes que se desarrollan en el colegio. Entre los recursos personales
está el maestro de AL y entre los planes el de la tartamudez infantil. A
los padres se les comunica que en caso de detectar, en sus hijos, algún
periodo de disfluencias, suficientemente intenso o largo, avisen al tutor
para tomar las medidas oportunas.
- En la entrevista inicial que
los tutores realizan a los padres de los alumnos que se incorporan por
primera vez al centro se incluyen tres cuestiones relacionadas con la
tartamudez infantil:
1. ¿Observa disfluencias preocupantes
en su hijo?
2. ¿Hay antecedentes familiares de
tartamudez cronificada?
3. ¿Alguno de los progenitores
(padre-madre) ha tenido, durante la infancia, procesos de tartamudez ya
superados?
Son datos importantes para que los
tutores realicen seguimiento a los alumnos de riesgo detectados y ante
cualquier cambio lo comunican al maestro de AL.
2.- Evaluación
Cuando se
detecta algún alumno con disfluencias, el maestro de AL tiene dos opciones
complementarias para evaluar: dentro del grupo-aula, en interacción con el
resto de compañeros, y en el aula de apoyo. Cada maestro de AL decidirá la
opción más adecuada a cada alumno y situación.
Se considera que un alumno necesita
intervención directa del maestro de AL cuando las disfluencias que presenta son
atípicas, según el cuadro 1. No se calcula el porcentaje de sílabas o palabras
tartamudeadas por considerar que ocupa mucho tiempo y aporta pocos datos a la
evaluación.
Se
comparte la idea del Programa Lidcombe de equipar al niño con unas habilidades
suficientes para enfrentarse a las demandas comunicativas de la vida diaria sin
realizar cambios drásticos en su entorno familiar (Salgado, 2005, nombrando a
Onslow y Packman, 1999). Tanto la evaluación como la intervención se
simplifican al no realizar un análisis exhaustivo del entorno familiar y de las
relaciones que se establecen entre padres y niño con disfluencias. Se valoran
las reacciones que tiene la familia a las disfluencias y los mensajes que les
transmiten para que el niño controle su fluidez.
Cuadro
1. Clasificación de las disfluencias
Disfluencias típicas o habituales
1.
Titubeos, vacilaciones (pausas mudas)
2.
Interjecciones
3.
Revisiones de frases o partes de frases
4.
Repeticiones de frases
|
|
Disfluencias
5.
Repeticiones de palabras monosílabas, sílabas o partes de
palabras, dos o menos repeticiones por episodio, sin tensión, salida del
habla uniforme.
|
fronterizas (borderline)
1.
Repeticiones de palabras monosílabas, sílabas o partes de
palabras: tres o más repeticiones por episodio, salida del habla quebrada,
desigual.
|
2.
Repeticiones de sonidos
3.
Prolongaciones
4.
Bloqueos
5.
Evidente tensión y esfuerzo en el habla
|
Disfluencias
atípicas o no habituales
Fuentes: Salgado (2005), citando a Gregory (1999) y Gregory y
Hill (1999)
3.- La intervención se estructura en tres
niveles: familiar, escolar y alumno.
En el entorno familiar: ya se ha descrito que con los
familiares más cercanos al niño no se realizan cambios drásticos.
Qué deben
saber sobre la tartamudez:
- Que las disfluencias de su hijo
no son voluntarias ni es consciente de que las produce.
- Que los padres no son responsables
de la aparición de las disfluencias pero que pueden ser una ayuda
importante para que desparezcan.
Qué deben
hacer para ayudar a su hijo:
- Aprender a reaccionar de forma
neutral cuando su hijo produce una disfluencia.
- No corregirle ni cuestionar su
forma de hablar.
- No darle mensajes del tipo
“piensa lo que vas a decir, respira antes de hablar, tranquilízate, etc.”
- No terminarle las frases ni las
palabras sino darle tiempo suficiente que el niño las diga.
- Centrarse en el contenido del
mensaje más que en la forma de expresarlo.
El maestro
de AL decidirá, en función de la observación realizada sobre las
características familiares y las posibilidades de colaboración que ofrecen, si
es adecuado que los padres estén presentes en alguna sesión de trabajo con el
alumno para que vean la forma de ayudarle en las disfluencias. En muchos casos
la tarea puede ser realizada erróneamente y la ayuda pasa a ser un elemento
negativo para el alumno.
La
intervención en el entorno escolar
incluye a los maestros y a los compañeros.
Con los maestros: para todo el claustro habrá sesiones teóricas sobre
los conceptos básicos y estrategias de detección e intervención de la
tartamudez infantil. Para los maestros con alumnos que tartamudean habrá
sesiones prácticas para aprender a realizar las ayudas en las disfluencias.
Con los compañeros del alumno: en los niños pequeños no hay problema pues ni el
alumno con disfluencias ni los compañeros son conscientes de las dificultades
de fluidez. En los grupos de 6-7 años en adelante pueden surgir alumnos que
comiencen a burlarse del compañero por sus dificultades de habla pero
gestionando adecuadamente el grupo-aula, los propios compañeros se pueden
convertir en colaboradores positivos para que el alumno con disfluencias supere
sus dificultades.
Intervención directa con el alumno.
El
modelo de intervención utilizado incide directamente en el habla del niño sin
hacerle reflexionar sobre sus disfluencias. Son varios los programas de
intervención en tartamudez infantil que, además de intervenir directamente
sobre el habla, incluyen la delicada tarea de hacer consciente al niño de sus
errores, con el objetivo de que compare cuando habla fluido y cuando no
(Rodríguez, 2001). Además “La
división de la atención en lo que se desea decir, las expectativas de fracaso
al hablar y las reacciones del oyente ante el modo de decirlo, el sujeto parece
estar más atento a sus errores que a los momentos de habla fluida: los errores
destacan sobre el fondo del discurso”...“este proceso de toma de conciencia suele
comenzar entorno a los 5 ó 6 años de edad, dependiendo de su maduración
cognitiva” (Salgado 2005). Al evitar la reflexión sobre las disfluencias
se favorece que el alumno no divida la atención y que el habla continúe siendo
un proceso automático. El niño tiende a fijarse en lo que hace mal y la labor
del entorno es intentar centrarlo en lo que hace bien.
Se
utiliza un método de intervención basado en tres principios:
- Reaccionar
de forma neutral a las disfluencias.
- Ofrecer
la ayuda necesaria para que el niño articule la palabra problemática de
forma fluida.
- Dar
refuerzos naturales, sinceros e inmediatos cuando dice la palabra
problemática sin disfluencias.
1.- Reaccionar de forma neutral a las
disfluencias. El entorno debe conocer que no es positivo alarmarse cuando el
niño produce una disfluencia ya que se le transmite información negativa sobre
su expresión oral. El maestro de AL se convierte en un modelo a seguir e
intentará que todos (padres y maestros) conozcan esta necesidad y la pongan en
práctica.
2.- Ofrecer la ayuda necesaria para
que el niño articule la palabra problemática de forma fluida.
Una disfluencia puede ser percibida como un fracaso en el proceso de
comunicación por las personas que tartamudean. Con el objetivo que estos
fracasos no aumenten y supongan un riesgo para la cronificación de la
tartamudez, el niño necesita ayuda para articular correctamente la palabra o
palabras que le cuestan. Es corregir las disfluencias pero en sentido positivo
pues el niño es ayudado y asistido en los momentos difíciles pero nunca
contrariado. Al tener éxito con una articulación correcta, las palabras no
serán temidas o dejarán de serlo, en caso de que alguna ya hubiera comenzado a
serlo por los fracasos en la pronunciación.
La
ayuda prestada estará en función de las necesidades del niño: repite la palabra
silabeando a dúo, en eco, se inicia a dúo y la termina el niño sólo, etc.
Cuando logra decirla correctamente, se le invita a repetirla varias veces con
el objetivo de afianzar la pronunciación y que tome confianza para decirla
siempre. Las ayudas se irán retirando, progresivamente, en función de la mejora
que alcanza el alumno.
¿En
qué disfluencias hay que ayudar? Todas aquellas que son atípicas (cuadro 1) y
que suponen un riesgo de cronificación para la tartamudez, incluidas las
disfluencias fronterizas o bordeline con tres o más repeticiones por episodio.
Con
aquellos alumnos que sea arriesgado corregir todas las disfluencias por que se
sientan contrariados en vez de ayudados, al principio de la intervención, y
hasta que se familiaricen con la metodología, solo se corrigen las palabras
disfluentes con mayor dificultad. Cuando el alumno toma confianza con la
metodología y comienza a sentirse ayudado, aumentan el número de ayudas hasta
llegar a todas las palabras con disfluencia.
3.- Dar refuerzos naturales, sinceros
e inmediatos cuando el niño articula la palabra problemática sin disfluencias.
Es muy importante que los refuerzos cumplan estas tres características para que
logren su objetivo: que el alumno perciba que su fluidez es reconocida y
valorada por el entorno. Al principio pueden ser refuerzos muy sonoros,
efusivos y suponen una interrupción del proceso de comunicación. Con el tiempo
los refuerzos se adaptan para favorecer que el habla sea un proceso automático,
sin interrupciones. El refuerzo puede ser un simple gesto al final del discurso
pero el alumno debe percibir que ha tenido éxito en su proceso de comunicación.
Es
importante resaltar que solo se facilitan refuerzos tras una disfluencia y posterior
articulación correcta. Hay alumnos que, en determinados momentos de la
intervención, puedan necesitar refuerzo cuando hablan fluidamente y sin ayuda.
Queda a criterio del maestro de AL determinar a qué alumnos y qué tipo de
refuerzos se dan.
Vistos los tres principios de la
intervención directa en el alumno, con el fin de estructurar mejor el proceso y
de forma orientativa se proponen tres fases. Cada maestro de AL decidirá, según
los resultados de la evaluación, las características de cada alumno y /o las
condiciones del entorno escolar, la forma de comenzar.
Fase I.
Consiste en
tomar contacto con el alumno, conocerlo y comprobar su forma de reaccionar a
las ayudas en las disfluencias. En niños pequeños es suficiente con unos pocos
ensayos para que tome confianza con el maestro de AL y acepte su ayuda para
decir correctamente todas las palabras que le cuestan. Esta fase puede ser
realizada tanto en pequeño grupo en el aula de apoyo del maestro de AL como en
el grupo-aula con todos los compañeros. Si la reacción del alumno es positiva
se pasa a la fase II.
Cuando las
disfluencias están acompañadas de dificultades en el habla y/o lenguaje, el
programa de ayudas en las disfluencias y refuerzos de la fluidez se realiza a
la vez que el resto de la intervención.
En alumnos
un poco más mayores (ocho-diez años), que lleven tiempo con disfluencias la fase I
será más larga. La intervención podrá ser individual o en pequeño grupo y puede
comenzar en el aula de apoyo del maestro AL. Serán varias sesiones para iniciar
al alumno en las ayudas de las disfluencias, para que tome confianza con el
proceso y que se implique positivamente en las tareas. Si el proceso de
lectoescritura está iniciado y hay disfluencias al leer, las ayudas y los
refuerzos de la fluidez se realizarán tanto en el habla como en la lectura.
Dependiendo de la edad y el desarrollo cognitivo del alumno, cuando se han
reducido las disfluencias, precise de poca ayuda para corregirlas, se le puede
pedir opinión sobre varias cuestiones: incorporar compañeros y/o maestros a las
clases individuales, hablar delante de los demás, hacer lecturas en pequeño o
gran grupo, etc. El objetivo es que recupere, la confianza como hablante y/o
lector, en caso de que hubiera comenzado a perderla.
Fase II.
Se
desarrolla en el aula ordinaria del alumno, con el grupo clase. En la mayoría
de los casos será aconsejable combinar las sesiones en pequeño grupo con las de
gran grupo. El cambio puede ser progresivo sobre todo con niños mayores
(ocho-diez años) que lleven varios años tartamudeando.
El maestro
de AL acompaña al alumno a su grupo-clase, le ayuda a planificar y resolver las
diferentes actuaciones (lectura en voz alta, intervenciones grupales, etc.), le
refuerza los logros, enseña al resto de los maestros a ayudarle en las
disfluencias delante de los compañeros sin que el alumno con disfluencias se
sienta contrariado. Los demás maestros comienzan a intervenir bajo la
supervisión del maestro de AL y este se va retirando en función de que el resto
de maestros realizan las tareas de ayuda y refuerzo correctamente.
Fase III.
Ya no es
intervención directa sobre el alumno y el maestro de AL realiza tareas de
seguimiento tanto en el colegio como en la familia. Las disfluencias casi han
desaparecido y en caso de que alguna se presente, los maestros saben cómo
reaccionar y ayudar. Es momento de estar alerta ante posibles recaídas, de
prevenir a todos de que en los momentos más estresantes las disfluencias pueden
aparecer.
Esta fase
durará varios cursos y, de vez en cuando, puede ser aconsejable observar al
alumno en diferentes momentos de la vida de un centro escolar, sin que se
sienta evaluado, con el objetivo de asegurar que la evolución es correcta. La
información que aportan los maestros es fundamental para comprobar que los tartamudeos
desaparecen totalmente y generaliza un habla fluida.
Una vez que
se diseña el Modelo Escolar de Detección e Intervención Temprana en la
Tartamudez Infantil, pasamos a exponer la aplicación práctica en un centro
escolar concreto.
Desarrollo
del Modelo como Plan en el CEIP Profesor Enrique Tierno de Lobosillo (Murcia)
durante dos cursos escolares.
Para el curso 2012-13 se decide poner en marcha el Plan de
Detección e Intervención Temprana de la Tartamudez Infantil e incluirlo en la
PGA.
En la reunión general con los padres de los alumnos que se
incorporan en septiembre a infantil de 3 años, celebrada en junio de 2012,
además del resto de cuestiones, se informa que, como novedad, comienza el
desarrollo del Plan Escolar de Detección e Intervención Temprana de la
Tartamudez Infantil. Al terminar la reunión, una familia, en privado, informa
que su hija ya tiene disfluencias y que ella (la madre) tartamudea. Se realizó
una reunión de tutor, maestro de AL y los padres, sin la alumna, con los
siguientes resultados:
·
La madre tenía una tartamudez leve.
· Informaron que la niña tenía periodos variables de tartamudez,
cada vez más largos y que llegaban a ser, incluso, de meses.
·
Reconocieron que le llamaban la atención.
·
Le daban mensajes como habla
más despacio, piensa lo que va a decir, etc.
Recibieron información sobre la tartamudez infantil y
asesoramiento para aprender a reaccionar de forma neutral a las disfluencias y
evitar los mensajes negativos. Se acordó que al comenzar el curso se les
informará sobre las estrategias a seguir con su hija. El castellano es la
lengua materna de la familia.
En los primeros días de septiembre se realizó una sesión de
formación para todos los maestros del centro con dos horas de duración. Además
de exponer la base teórica de la tartamudez infantil, se analizaron los dos
casos detectados en los dos últimos cursos, se insistió en la importancia de la
detección e intervención tempranas, se explicó la novedosa y eficaz metodología
que estaba utilizando el maestro de AL y se aclararon todas las dudas de los
asistentes.
En el protocolo de recogida de datos y entrevista con la familia
de los alumnos de infantil de 3 años, se incluyeron los ítems sobre tartamudez
infantil señalados. Del resto de alumnos nuevos no se detectó ninguno con antecedentes
familiares de tartamudez.
La alumna con disfluencias se incorporó junto con sus compañeros
al aula y durante el mes de octubre de 2012 el maestro de AL constató que no
había tartamudeos. La familia confirmó que en casa habían desaparecido y actualmente
(abril de 2014) la alumna está en infantil de 4 años, permanece en seguimiento
y no tiene disfluencias atípicas.
A mediados del 2º trimestre del curso 2012-13, el tutor de uno
de los grupos de infantil de 4 años informó que una alumna manifestaba signos
de tartamudez. A través de la observación dentro del aula, el maestro de AL
constató que:
·
Había repeticiones superiores a tres unidades tanto de sílabas
como de palabras función
·
Presencia de prolongaciones y bloqueos.
Llevaba, aproximadamente, un mes con estos signos de
empeoramiento y la lengua materna de la alumna nos es el castellano. Se realizó
una reunión con la madre (el padre no pudo asistir) y fue necesario un familiar
para traducir. Información facilitada:
- No hay
antecedentes familiares.
- Desde hace
poco tiempo han observado las disfluencias en la lengua materna.
El intercambio de información fue complicado por el bajo nivel
de castellano de la persona que traducía. A la madre se le comunicó que en el
centro serian atendidas las dificultades de fluidez de su hija y que era
importante que en la familia no le corrigieran. Se planificaron dos sesiones
semanales de treinta minutos, de apoyo directo del maestro de AL, dentro del
aula, de forma individual y en pequeño grupo. Respondió muy bien a las ayudas
en las disfluencias y el tutor realizó tareas prácticas para ayudar a la alumna
cuando producía una disfluencia. Cuando pasó el primer mes, el apoyo se redujo
a una sesión semanal y al finalizar el segundo mes el maestro de AL dejó de
entrar en el aula para intervenir directamente con la alumna. Continuaron las
intervenciones esporádicas durante el recreo, en los ensayos, en las salidas al
entorno, etc. Se constató la evolución positiva y antes de final del curso
habian desaparecido las disfluencias atípicas. Actualmente (abril de 2014) la
alumna está en infantil de 5 años y continua la ausencia de disfluencias
atípicas.
A final de curso 2012-13 el Plan fue evaluado por todos los
maestros y se valoró positivamente tanto su puesta en marcha como los
resultados obtenidos. Los datos quedaron recogidos en la Memoria Final del
curso y se propuso su continuidad.
En la PGA del curso 2013-14 el Plan quedó incluido, con los
mismos objetivos, contenidos y evaluación, en el Plan de Atención a la
Diversidad del centro. En las nuevas incorporaciones de septiembre 2013 no se
detectó ningún alumno ni con antecedentes familiares de tartamudez ni con
disfluencias atípicas. Del resto de alumnos matriculados ninguno ha tenido
signos de cronificación en las disfluencias.
Resultados
Con la alumna de tres años ha sido suficiente una reunión con
los padres para que supere las dificultades de fluidez a pesar de tener un
antecedente familiar directo que tartamudea.
Con la alumna de cuatro años la formación del tutor ha permitido
detectar el comienzo de las disfluencias atípicas en los momentos iniciales y
la intervención coordinada del maestro AL y tutor aseguró la evolución positiva
del trastorno. La familia tuvo información adecuada para no cometer errores con
su hija.
Conclusiones.
- La
estructuración del Modelo Escolar de Detección e Intervención Temprana de
la Tartamudez Infantil ha sido positivo ya que permite tener una
referencia teórica común.
- Desarrollar el Modelo como Plan de Centro ha permitido experimentar su validez como práctica docente.
- Ha mejorado
la formación de todos los maestros respecto a la tartamudez infantil y ha
permitido detectar el caso de evolución negativa.
- Se ha
reducido el tiempo de intervención del maestro de AL con los alumnos que
tartamudean.
- Se ha
logrado que los alumnos que tartamudean tengan una evolución positiva del
trastorno.
- Los padres
con alumnos disfluentes han tenido la información necesaria para
desarrollar estrategias adecuadas con sus hijos.
Con estas acciones se ha logrado mejorar la Calidad Educativa de
los alumnos con disfluencias y asegurar que su Éxito Escolar no está mermado
por la cronificación del Trastorno de la Tartamudez Infantil. Es necesario la
formación específica del maestro de AL y la formación general del resto de maestros
pero no implica el aumento de los recursos personales de un centro para atender
a los alumnos con tartamudez infantil.
Los resultados son muy positivos, alentadores y esperanzadores
para alumnos con disfluencias atípicas y riesgo de cronificación. Se ofrecen
futuras líneas de investigación para validar el Modelo Escolar de Detección e
Intervención Temprana de la Tartamudez Infantil con más centros, más alumnos y
más maestros.
Bibliografía:
Fernández-Zúñiga,
A. (2005). Guía de intervención logopédica en tartamudez infantil.
Madrid: Síntesis.
Fernández-Zúñiga,
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Plan escolar de detección e intervención temprana en tartamudez infantil por Domingo Herrero Hernández se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial 3.0 España.
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